martes, 17 de abril de 2012

Sos

Al menos esta vez los mosquitos del orto que no me dejaron dormir en paz sirvieron para algo.

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Mi mapa ha sido siempre el mismo
y ha cambiado,
pero los puntos siguen siendo extremos y cardinales.

En mi norte
fui una noche con luz propia
y robaron mis estrellas.

Recobraste mi brillo, anestesiando a la luna.

Así,
al oeste
te abracé;

luego,
al este
me diste tu mano.

Ya no importó la inútil brújula.

Encontré lo que siempre quise:
de tus rutas, saber cada secreto
y que sigan siendo un misterio.

Recordé, en lo austral,
la inocencia del otoño.
Pisamos montones de hojas juntos.

Me hablaste de respeto.

Rejuveneciste esquinas, lugares, placeres.
El pasado, el costado cruel del arte.
Sólo importaron las horas nuevas,
                    (las 5:53).
los nuevos paisajes,
que dibujes mis palabras:
las ventanas fueron cielos, aquél árbol, un anciano consejero,
ese perro, un amigo.

Un desierto alunado,
la gama seductora:
en el manantial de tu cuello
un cactus y un cerezo.

Salvamos nuestras almas.

4 mejoraron el silencio:

[Has] dijo...

La RAE dice:
merecer.
(Del lat. vulg. *merescĕre).
1. tr. Dicho de una persona: Hacerse digna de premio o de castigo.


Yo cambiaría a "de premio Y de castigo", sí, es el caso. Qué bien.

Curda dijo...

maldito


Sólo importan las horas nuevas... claro que si!

Polanesa dijo...

Malditos mosquitos que le dan a unos tanto y a otros no más que un par de ronchas... (=

[Has] dijo...

Muy maldito, sí. Y el reloj nuevo es la posta, por supuesto.
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Hubiese preferido obviar las ronchas que también tuve, pero bueno.. si viene con esto, de última, no me quejo, Polaca.. jaja.

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